E de evidencia.


E de Evidencia.

Autor: Sue Grafton (Kentucky 24/abril/1940)
Editorial: Tusquets editores.
E is for Evidence, 1988


   Grafton en la quinta letra de su abecedario del crimen no da señales de una escritura detenida y revisada, comparaciones y descripciones inverosímiles continúan poblando sus escritos.

   El rockero que de pasada se menciona en C aquí cobra mayor protagonismo, es David alguien de quien Kinsey pensaba ser su esposa...Me presentaron a Daniel y lo menosprecié hasta el instante en que le oí tocar. Estaba tan asombrada que no tuve más remedio que fijarme en él seriamente; fue entonces cuando me flechó. Pero se trataba de un callejón sin salida. Daniel estaba casado con su música, con la libertad, con las drogas y, de un modo superficial, también conmigo. En efecto, yo era la cuarta en su lista de prioridades.

   Kinsey Millhone advierte en su resumen bancario que alguien depositó 5000 dólares. Ella tiene que investigar un incendio pero al poresentar el informe a la compañía alguien hace desaparecer partes del mismo. El incendio acusa a una familia cercana a KM,su informe parece una coartada y ella tiene un deposito nuevo en su cuenta; las evidencias están en su contra

   Sorda 1. A la una de la tarde del día siguiente había localizado a Lyda Case por teléfono en el salón-bar del aeropuerto de Dallas/Fort Worth, lugar desde donde, al tiempo que atendía a un cliente, me colgó con tal violencia que pensé seriamente en acudir a un otorrino. En mayo me había visto obligada a disparar sobre un individuo desde el interior de un cubo de basura y desde entonces me silban los oídos. Lyda no me los curó, en particular porque antes de colgar me soltó una palabrota realmente grosera. Tenía un cabreo fenomenal.

   Sorda 2. La explosión me había dejado sorda, pero no sentía miedo ni sorpresa. Las emociones dependen del entendimiento, y yo había registrado los hechos empíricos, pero sin analizarlos ni interpretarlos. Si hubiera muerto entonces, no habría tenido ni tiempo de lamentarlo. Comprendí lo liberadora que puede llegar a ser la muerte repentina. Solo había experimentado sensaciones, sin el menor juicio implícito... La fachada de la casa había desaparecido

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