Henri Troyat Rasputín

Título: Rasputín. Rusia entre Dios y el diablo.
Autor: Henri Troyat (Lev Aslánovich Tarásov, Moscú 01/11/1911- Paris 04/03/2007 )
Ediciones B 2004 Barcelona, España.
   
   Rasputín (Grigori Yefímovich Rasputín) nace el 10 de enero de 1869 (he notado que se cita también el día 22) Rasputín podría derivar del nombre rasputstvo, que significa desenfreno o rasputie, encrucijada; o también de rasputat: desatar o resolver situaciones complicadas. Lo cierto es que la fama del padre Grigori encajaba en todas esas interpretaciones: era aficionado a la bebida, recorría los caminos con su carreta y era lo bastante listo como para dirimir las pequeñas disputas de sus vecinos.
   En enfermedad que muere su hermano Mijail, Rasputín sobrevive milagrosamente, tiene la visión de la virgen María. Convivían en él el deseo de ser starets (guía espiritual, hombres de ascetismo y virtudes probadas) y el desenfreno del pecado, pasó varios años visitando starets, siendo uno de ellos.
   Fue acusado de pertenecer a la secta de los jlysti, que combatían el pecado con el pecado y tenían reuniones que culminaban en orgías. El mal era necesario para que triunfase el bien.
   Poderosa atracción. La gente que se acerca, se fascina, se desencanta pero, aun así, continua atraída por Rasputín. El monje Iliodor es uno de ellos él es quien introduce en San Petersburgo al Starets, y es quien luego ataca, defiende y envidia a Rasputín cuenta una especie de excomunión mezclada con un pseudoexorcismo en una agitada reunión con monjes y obispos. Iliodor escribe un libelo llamado Grisha (diminutivo de Grigori) lo acusaba de pertenecer a los jlysti.
   El primer ministro escribe en sus memorias: Rasputín me pareció e típico vagabundo siberiano, un listo que se hacía pasar por simplón, por un loco de Dios. Estaba representando un papel. Físicamente sólo le faltaba el traje de presidiario.
   En un viaje al abordar un tren se despide de una multitud que lloraba y le tendía los brazos.
   Los Romanov & el starets. El día que Nicolás II conoce a Rasputín escribe en su diario: He conocido a un hombre de Dios, Grigori, de la provincia de Tobolsk.
   Ya fuera por mala suerte o por decisiones equivocadas, todo lo que emprendía Nicolás II parecía destinado al fracaso. La gente sumaba hechos reales y ficticios, todo fortalecía el estigma del zar.
   Llamaba bátiushka y mátushka (padrecito y madrecita) al zar y a la zarina, según la costumbre campesina... con el paso de los años en la correspondencia real la zarina le llamaba "nuestro amigo". Si ella había encontrado un guía, él había descubierto una amiga, una hermana frágil y todopoderosa a la vez. Juró protegerla, proteger al zar de los malvados que pululan incluso en los pasillos del palacio. Podía hacerlo, porque Dios estaba con él.
   Aun con lo anterior se hicieron investigaciones sobre Grigori entre quienes le rodean y enviando la zarina al obispo Teofán al Pokróvskoie natal de Rasputín. Le llegaban informes al zar: "¿De modo que tú tampoco crees en la santidad de Grigori Yefímovich?-suspiró Nicolás II-¿Y si te dijera que he sobrevivido en estos años difíciles gracias a sus oraciones?"
   Cada miembro de la familia real le escribía habitualmente cartas a Rasputin, aqui un ej.: "Te veo muchas veces en sueños, ¿tú me ves a mí en sueños?¿Cuándo vas a venir?¿Cuando nos reunirás en nuestra habitación para hablarnos de Dios?...Trato de ser buena, como me pediste. Si te quedas siempre con nosotros seré buena siempre. Anastasia"
    Cuando el zar estaba al frente del mando en la guerra Rasputín asume además del papel de consejero espiritual el de consejero político y militar, la zarina escribe a su marido: "¡Si pudieras mostrarte más severo, querido!¡Es indispensable!...Todos deberían temblar ante tí... Escuchad a nuestro Amigo (Rasputín) y confía en él. Es importante que podamos contar no sólo con sus oraciones, sino también con sus opiniones" Carta del 10/Junio/1915
   Sanador. Imponía las manos, él se limitaba a rezar con gran fervor mientras pensaba en el hombre que se proponía salvar: tomaba sobre sí el mal de los que pedían su ayuda, los libraba de su carga echándosela él en la espalda... era un intercesor cuyo don consistía en llamar la atención del Señor sobre las miserias terrenales. Así era como se veía a sí mismo, sin orgullo ni falsa humildad.
   En 1912 debe alejarse de los zares por los escándalos que rodean su figura, pero tiene un regreso mesiánico al enfermar el zarévich y reconocen a Rasputín obrar el milagro de la salud. Fue recibido triunfalmente junto a su esposa Praskovia y sus hijas María y Varvara.
   Un precipitado final. A medida que fue creciendo el descrédito de la familia real y la gente advertía que era la zarina quien gobernaba todas las Rusias y no así el zar comenzó a perfilarse a Rasputín como el chivo expiatorio de un endeble gobierno zarista. La zarina renegaba del carácter de su esposo, le pedía energía, fuerza, ser Pedro el Grande, ser Iván el Terrible, le exige que disuelva la Duma, etc.
   Troyat cita la profecía de su muerte y las consecuencias posibles para la familia real,
   Meses antes de morir al volver de misa, cae desmayado, ha dado un grito ahogado, le dice a sus hijas "he tenido una visión horrible... he sentido físicamente mi agonía... ¡Qué agonía...! Rezad por mí, amigas, mi hora se acerca." Es asesinado el 29 de diciembre de 1916
   El Starets ha muerto. Troyat consulta numerosas fuentes, resuelve las contradicciones y presenta el más prolijo y preciso relato de la muerte de Rasputín, su envenenamiento, el tiroteo sin fin, el starets que parece inmortal y finamente el balazo en su frente y el cadáver arrojado al Neva.
   Muchos reconocían su poder magnético, otros no toleraban la leyenda del santo pecador. Rasputín había llegado a convertirse en un mito al satisfacer la necesidad espiritual de las masas y la corte. Había dejado una profunda marca en la historia. Los que habían creído en él se sentían huérfanos y desorientados. Había quienes sin la devoción y el cariño del starets se acercaban a la zarina, hubo quienes le escribían cartas ficticias halagando su gestión, ella creía todo...
   Alejandra escribe a una amiga de la corte: "Me siento madre de este país y sufro por él como por mi hijo, pese a todos los errores y todos los pecados. Tú sabes que el amor no puede serme arrebatado del corazón, como tampoco Rusia, a pesar de su negra ingratitud al zar"
   Palabras finales. La sangre de Rasputín que salpicó una sala en el sótano del palacio Yusúpov llamó a la sangre de los Romanov, que tiñó las paredes de otro sótano, el de la casa Ipátiev. Se cerró el círculo. Tras siglos de monarquía, el pueblo ruso tendría que buscar otros amos, para servirlos y adorarlos. Se llamarían Lenin, Stalin, Jruschov y Brézhnev, y perpetuarían el dogma de la dictadura del proletariado.Pero Rasputín, que tanto contribuyó al fin del imperio, sólo mereció el desprecio de los revolucionarios a cuyos designios sirvió sin querer.
   Henri Troyat es un gran escritor que deja clara su valía en esta biografía en la que como lo dice el subtítulo describe a Rusia entre Dios y el diablo, brinda un trabajo exhaustivo, documentado y escrito en un modo atrapante. Es interesante la confrontación final que hace de las figuras de Lenín y la de Grigori Rasputín.
Notas:
*Tanto los Romanov como Rasputin tuvieron que ser rematados para morir ya que en ambos casos los disparos no bastaron para matar a ellos o a él, los ejecutores en ambos casos manifestaban la confusión y el temor de estar frente a gente sagrada que no debía morir, las balas rebotaban en las zarinas... las joyas eran su particular escudo antibalas.
    La autopsia reveló que Rasputín muere no por el envenenamiento o los disparos: Grigori muere ahogado, cuando es arrojado a las heladas aguas del Neva.
** El palacio donde fue asesinado Rasputín aun se conserva y puede ser visitado, también el sótano de la última cena del starets.
   La casa Ipátiev (donde son asesinados los Romanov) fue demolida en 1977 por orden de Borís Yeltsin. Luego de la caída de la Unión Soviética fue construida entre el 2000 y el 2003 en el sitio donde estuvo la Casa Ipátiev "la Iglesia sobre la sangre", nombre del templo que pertenece a la Iglesia ortodoxa rusa y conmemora la canonización de los Románov. Son dos templos un campanario un anexo patriarcal y un museo dedicado a la familia real. Es un sitio de peregrinaje para quienes desean honrar la memoria del último zar y su familia.
***Aunque tradicionalmente en español es más conocido como Rasputín, la pronunciación en ruso es Raspútin. También fue conocido como «el Monje Loco».
**** Aquí puedes encontrar el enlace a La profecía Romanov presentada en este blog, allí aunque se trata de una novela hay datos verídicos (excepto lo que se dice de la Santa agrupación) que pueden interesar a quien desee conocer más sobre los Romanov y Rasputín

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