La resistencia. Ernesto Sabato.

Título: La Resistencia.
Autor: Ernesto Sabato.
(Rojas 24/junio/1911-Santos Lugares 30/Abril de 2011)
Editorial: La Nación. Buenos Aires 2006.

   Este libro que podría catalogarse como ensayo comprende cinco cartas y un epílogo que da el nombre al volumen. Las cartas se titulan Lo pequeño y lo grande, los antiguos valores, entre el bien y el mal, los valores del a comunidad y la decisión y la muerte. 
    El arte fue el puerto definitivo donde colmé mi ansia de nave sedienta y a la deriva… fue precisamente el desencuentro, la ambigüedad, esta melancolía frente a lo efímero y precario, el origen de la literatura en mi vida. Leer La resistencia, descubrir un ensayo por momentos autobiográfico y por momentos aguafuertes. Inevitable en la reflexión de quien tiene casi cien años. 
   El inicio. Hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos. Éste es uno de esos días.
   TV fobia. No no es eso, pero es reiterada la crítica a la televisión, parafrasea y dice que la televisión es el opio del pueblo. El estar monótonamente sentado frente a la televisión anestesia la sensibilidad, hace lerda la mente, perjudica el alma.
    Critica la servidumbre mental a la intrusión sensorial. Uno piensa si Sabato afirma lo que afirma y ataca como ataca a la televisión ¿Qué cosa no habría dicho de internet o de la intrusión sensorial full time que significa poseer un teléfono móvil?
     Refunfuña respecto a la TV, pero le adjudica un posible rol social. Este pasaje, como otros, me hizo sonreír y estar de acuerdo a la vez: Quienes se quedan con los sueldos de los maestros, quienes roban a las mutuales o se ponen en el bolsillo el dinero de las licitaciones no pueden ser saludados… No se puede llevar a la televisión a sujetos que han contribuido a la miseria de sus semejantes y tratarlos como señores delante de los niños. ¡Ésta es la gran obscenidad!  
    ¿Hermanos? Una vez escuche, una reflexión que simplemente menciono y que mostraba los límites de aquel grito de Libertad, igualdad, fraternidad. Respecto a lo último se decía algo coincidente con ES: "cuando la vida se siente como un caos, cuando ya no hay un Padre a través del cual sentirnos hermanos, el sacrificio pierde el fuego del que se nutre".    
"...si no nos dejamos tocar por lo que nos rodea no podremos ser solidarios con nada ni nadie" 
     No podemos quedar fijados en el pasado ni tampoco deleitarnos en la mirada del abismo. En este camino sin salida que enfrentamos hoy, la recreación del hombre y su mundo se nos aparece no como una elección entre otras sino como un gesto tan impostergable como el nacimiento de la criatura cuando es llegada su hora.  
     Esto que suena a utopía, es el deber ser de ciudadanos y gobernantes: Debemos exigir que los gobiernos vuelquen todas sus energías para que el poder adquiera la forma de la solidaridad, que promueva y estimule los actos libres, poniéndose al servicio del bien común, que no se entiende como la suma de los egoísmos individuales, sino que es el supremo bien de una comunidad. 
   Esas verdades que por conocidas a veces no son percibidas:
* Tenemos que reaprender lo que es gozar. Estamos tan desorientados que creemos que gozar es ir de compras. Un lujo verdadero es un encuentro humano, un momento de silencio ante la creación, el gozo de una obra de arte o de un trabajo bien hecho. Gozos verdaderos son aquellos que embargan el alma de gratitud y nos predisponen al amor. 
* Esta desesperación por divertirse tiene sabor a decadencia. 
* El hombre no se puede mantener humano a esta velocidad, si vive como autómata será aniquilado.
* Describe la miseria espiritual y define al miedo como el síntoma de nuestro tiempo…“si rascamos un poco la superficie, podremos comprobar el pánico que subyace en la gente que vive tras la exigencia del trabajo en las grandes ciudades. Es tal la exigencia que se vive automáticamente, sin que un sí o un no haya precedido a los actos.”
   Los 1001 cuadros. ¿Morir y tu que piensas? Sabato deja su receta: Hay días en que me invade la tristeza de morir y, como si pudiera ser la muerte la engañada, me atrinchero en mi estudio y me pongo a pintar con frenesí, confiado en que ella no me arrebatará la vida mientras haya una obra sin terminar entre mis manos. Como si la muerte pudiese entender mis razones, y yo hacer de Penélope para detenerla.
   En fin... He tenido la sensación de que Sabato compone una visión, mas que ofrecer la suya, como quien intenta plantear una postura, cosa que inevitablemente deja aflorar pequeñas contradicciones. Esto no impide disfrutar la lectura de la Resistencia, conmoverse con él al recordar la última vez que vio a su madre o advertir el olvido por los ancianos en nuestro loco vivir; y admirarse, y hasta contagiarse del espíritu inquieto de este nonagenario.

Nota: otro libro de Ernesto Sabato en el blog es El Túnel

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