La vida de identificación con Jesucristo.

Título: La vida de Identificación con Jesucristo.
Autor: Pablo de Jaegher, sj
Editorial: San Esteban.


   Este libro fue publicado por capítulos en la revista "Vida Sobrenatural" en 1932. La revista fundada en 1921 se publica bimestralmente hasta nuestros días.
   Jaegher, sacerdote jesuita, menciona dos etapas en el seguimiento de Cristo: la intimidad con Jesús, identificación con Él.
   En la vida de identificación con Jesucristo Jaegher presenta una concepción de la vida espiritual que da particular importancia a dos aspectos:

1* La gracia santificante. En el catecismo se nos dice que recibimos la gracia santificante en el bautismo y que ésta nos hace capaces de creer en Dios, de esperar en él y de amarlo mediante las virtudes teologales; y nos concede poder vivir y obrar bajo la moción del Espíritu Santo mediante los dones del Espíritu Santo; a la vez que nos permite crecer en el bien mediante las virtudes morales. Infundida por el Espíritu Santo en nuestra alma para curarla del pecado y santificarla. Es en nosotros la fuente de la obra de santificación.

2* la divina presencia en nosotros. Eco de lo que dice Jesús "Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él." 

   "El Maestro interior reside en su alma y la invita a coloquios familiares y deliciosos". Esta intimidad con Jesucristo luego será una amistad tan estrecha, que luego entra en los confines de la unión e identificación con Jesús.

   El autor lamenta que de la vida verdaderamente cristiana, muchos no conocen más que lo exterior; mientras ignoran la presencia real de Dios en el alma. Llevan a Dios en sí mismos y ni aun se les ocurre pensar en ello. "Dios es huésped divino de mi alma, en ella vive día y noche, deseoso de recibir allí el incesante homenaje de mi intimidad y de mi amor."

   Destaca la importancia del recogimiento, y hace notar cómo el deseo intenso de recogerse en sí mismos para conversar familiarmente con Dios constituye un rasgo característico de las almas interiores. Menciona a este propósito las enseñanzas de Santa Catalina de Siena y a San Juan de la Cruz que dice "lo que caracteriza la oración mística es un cierto amoroso acordarse de Dios".
   Santa Teresa cuenta en su autobiografía que gozoso fue oír de labios de un confesor prudente e ilustrado, que Dios, a quien tantas veces había ella místicamente sentido, está de hecho y en toda verdad siempre presente en el alma por la gracia santificante. "Dios es huésped divino de mi alma, en ella vive día y noche, deseoso de recibir allí el incesante homenaje de mi intimidad y de mi amor. ¡Qué estimulante para la vida interior y el recogimiento serían estas verdades si de veras las viviéramos!" San Vicente de Paúl antes de cada acción se preguntaba: "¿Cómo haría esto Jesucristo?"

   En cada acción, en cada oración, en cada sufrimiento, en cada acto de amor pensar que somos Cristo, acordarnos de que Cristo quiere todavía obrar, orar, sufrir amar en nosotros. Nos despojaremos de nuestros sentimientos desordenados y mezquinos, dispuestos a revestir los sentimientos de amplitud inmensa que animaban a Cristo en sus acciones, oraciones y sufrimientos en la tierra.

   Uno de los grandes escollos de la santidad es la excesiva preocupación de sí mismo. Muchas almas avanzadas en el camino de la perfección no llegan jamás a la meta porque están demasiado replegadas en sí. Piensan demasiado en sí mismas, se analizan en exceso, se reprenden demasiado sus infidelidades, se preocupan demasiado de su adelanto espiritual. Sin duda que todo ello es efecto de su celo por la perfección, de su amor de Dios; pero este amor no es aún bastante puro. ¡Cuánto ganarían si pensasen menos en sí y más en Dios! Deberían aplicarse las palabras de Nuestro Señor a Santa Margarita María: «Olvídate enteramente, y Yo me haré cargo de ti».

   En torno a la imitación de Cristo muchos piensan sólo que tal camino pasa exclusivamente por la Pasión, piensan que sólo el sufrimiento estará presente en ese camino. Esto más allá de no comprender la profundidad del misterio de la Pasión de Cristo, desdice la experiencia de tantos santos. Santa Teresita del Niño Jesús imitó a Cristo en el camino de la infancia espiritual. Muchos santos se han identificado con Cristo maestro y han continuado enseñando el camino de santidad (Domingo de Guzmán, Francisco de Asís, Ignacio de Loyola) "La vida mística del Salvador es infinitamente variada y puede adquirir infinito número de matices."

   Un libro que ayuda a advertir cuan importante es que la vida de unión e identificación con Jesucristo esté abiertamente basada en una viva percepción de la presencia real de Jesucristo en nosotros, por medio de la gracia santificante.

   Nota: Los temas que trata el libro importan tanto hoy como ayer para quien desee vivir en plenitud la fe. Sin embargo, habiendo sido escrito por entregas hay numerosas repeticiones, por otro lado el lector coincidirá con el autor en la necesidad de la identificación con Cristo, pero el lenguaje usado puede representar un escollo y generar resistencias.

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